La escuela Federico Helguera inauguraba hace 80 años su nuevo edificio, que aún puede verse en la segunda cuadra de la calle Buenos Aires. Esa edificación reemplazó la construcción que desde 1878 funcionaba el establecimiento, donado por el dos veces gobernador Federico Helguera, que también se desempeñó como presidente de la Municipalidad. Sin embargo aquel viejo edificio necesitaba ya algunas modificaciones y mejoras, por lo que el gobierno de Miguel Campero (1935-1939) tomó la decisión de hacer una nueva construcción.
LA GACETA del 8 de marzo de 1936 relataba: “en esta oportunidad se recordó que el gobernador Campero, tal cual lo destacáramos hace algún tiempo, aprendió sus primera letras en esa escuela, donde modelaron su carácter a través de más de 40 años, muchas figuras destacadas de la vida política, intelectual y social de Tucumán”. La crónica continuaba con las palabras de Juan Vacaflor, presidente de la Cooperadora del establecimiento “donde otrora se levantaba un caserón vetusto, poniendo una nota desapacible y discordante con la estética urbana, se yergue ahora un edificio saludable, de una simplicidad suntuosa, lleno de comodidades y destinado a dar merecido albergue a las generaciones argentinas que en el ansia innata de la superación humana, amasarán el futuro de esta tierra”.
El acto contó con la presencia del gobernador Campero y todo su gabinete, además de representantes de las diferentes áreas del Consejo de Educación de la provincia. La directora de la escuela Carmen de Nieva destacó la excelencia del local y dijo: “los hombres del mañana aprenderán a amar esta casa por las tradiciones que encierra y por la amplitud y belleza del nuevo edificio”. La flamante construcción, con las simples y bellas líneas inspiradas en las características del art déco que aún pueden ser vistas en calle Buenos Aires, “hace de la escuela Federico Helguera una de las mejores y más modernas de la provincia”.
Por su parte el presidente del Consejo de Educación, José Bulacio Gómez señaló que “con la reconstrucción de la escuela, el Poder Ejecutivo inicia un amplio plan de edificación escolar destinado a solucionar en gran parte en la ciudad y la campaña, una de las más serias dificultades con que ha tropezado las autoridades escolares cuan han querido intensificar la instrucción primaria en nuestra provincia”, para agregar que el presupuesto escolar “insume la cuarta parte del total de los recursos del Estado”. Además remarcó que “otro de los problemas cuya solución facilita en gran parte, el edificio confortable y adecuado, es el amor que alumnos y maestras deben sentir por la escuela, llegando a encontrarse cómodos y alegres en las aulas”.
El establecimiento lleva el nombre del hijo del coronel Gerónimo Helguera y de Crisanta Garmendia. El coronel fue parte de las batallas de Tucumán y Salta, pero las luchas civiles posteriores lo llevaron a exiliarse en Chile con el pequeño Federico. Con su trabajo mantuvo a su esposa y siete hijas mujeres que vivían en Tucumán. El hijo del coronel desarrolló una exitosa carrera, comenzando en la minería que le afectó su salud, pero logró una sólida posición económica. Luego pasó a la comercialización de tabaco y hacienda entre Argentina y Chile, lo que lo llevó a cruzar los Andes en más de 30 oportunidades. Tras la caída de Rosas volvió a la provincia. Fue diputado, intendente municipal y alcanzó la primera magistratura provincial en 1871. Dedicó una parte importante del presupuesto a la educación. Habilitó 55 escuelas en 1872 y la matrícula escolar pública superó los 3.200 alumnos. Fue reelecto en 1877 pero renunció al año siguiente. Falleció en 1892.
El decreto de febrero de 1878 que habilitaba la construcción de una escuela tiene siete artículos. El tercero señala: “aceptase la donación que para el efecto ha hecho el ciudadano don Federico Helguera, de la suma de 3.620 pesos bolivianos, la que se invertirá en la construcción del edificio y la subvención acordada por el Gobierno Nacional, de conformidad a la ley de subvenciones de 25 de septiembre de 1871”.
Llama la atención la donación en pesos bolivianos, pero ocurría así porque no había aún moneda nacional en nuestro país: llegó recién en 1881 para unificar las distintas formas de pago existentes en el país.